En uno de sus más recientes espectáculos publicitarios, el presidente Donald Trump presentó una tabla con el listado de 185 naciones y enclaves del mundo, acompañado de dos columnas de cifras: la primera refleja supuestos gravámenes del país a mercancías estadounidenses, y la segunda, la “reciprocidad arancelaria” de Estados Unidos.

La “rabieta arancelaria”, como la calificaron académicos de la Universidad de Yale, repercutirá en los consumidores de la nación norteña y las empresas locales, porque “incrementará el precio de todo, desde los automóviles hasta el guacamole”, aseguró un artículo firmado por Jeffrey A. Sonnenfeld, decano asociado de Yale y los investigadores Esteban Henriques y Steven Tian.

Con su sorprendente despliegue de gravámenes sobre casi todas las importaciones de 185 países, asestó un golpe extraordinario al motor económico del país y la estabilidad global, que contradijo los consejos de muchos expertos económicos y las lecciones de algunos de los peores presagios de la historia.

En una aparición surrealista en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, el pasado miércoles, el magnate se aferró a un gran póster que mostraba las nuevas tasas y se le vio “arriesgando el destino económico de miles de millones de personas con una apuesta política descabellada”, relató la televisora CNN en español.

Falsos datos en una operación simple es la justificación de Trump

Esto ocurrió sin una explicación lógica a la cifra mostrada en la primera columna, y que el mandatario considera el reflejo de que “nuestro país ha sido saqueado, expoliado, violado y despojado por naciones cercanas y lejanas, tanto amigas como enemigas”.

Solo horas después, voceros de la Casa Blanca revelaron la “fórmula secreta”, en un documento calificado de “sofisticado”, aunque en esencia se trata de una aritmética bastante básica, en opinión de economistas.

Una lógica binaria simplista

La fórmula algebraica, con algún símbolo griego incluido, puede desglosarse así: se toma el déficit comercial bilateral en bienes entre Estados Unidos y un país determinado, se divide por el valor total de las importaciones desde ese país, se multiplica por 100 para obtener un porcentaje y luego se divide ese resultado entre dos. Finalmente, el número se redondea al entero más cercano.

La "fórmula secreta" y su simple explicación

Pero, las cifras de origen están plagadas de falsedades, explicaron los entendidos en la materia, quienes criticaron la aplicación de la ecuación, que es un cálculo arreglado por los asesores económicos de Trump y no de un arancel “ojo por ojo” como inicialmente lo había prometido el Presidente.

Uno de los ejemplos más notorios es el de China, con la cual Estados Unidos tiene un déficit de bienes que asciende a 295.000 millones de dólares, frente a importaciones totales por valor de 440.000 millones de USD.

Los economistas del Gobierno dividieron el déficit entre las importaciones, cuyo resultado fue 0,67, lo multiplicaron por 100 y derivó en 67%, número que dividieron entre dos, redondearon hacia arriba, y el arancel resultante fue 34%, que impusieron a los productos chinos, según explicó la televisora France 24.

Una lógica similar se aplicó a la Unión Europea, donde el desbalance también generó una tasa del 20%, sin embargo, la consistencia matemática no se traduce en una lógica económica, al menos desde la perspectiva de numerosos expertos.

Esta explicación numérica provocó críticas que señalan la inexistencia de aranceles “recíprocos”. En cambio, los analistas señalan que el plan de Trump apunta más a un escenario, en el cual exige poder comercial sobre otros países, sin argumentos.

Estados Unidos, ¿la víctima?

Desde su primer mandato, el magnate inició una batalla proteccionista a menor escala que dejó consecuencias desfavorables para la potencia norteña, y con la misma filosofía y argumentos, nuevamente vuelve a la carga, esta vez a nivel planetario.

No obstante, un examen detallado expone graves discrepancias entre las cifras tomadas en cuenta por la administración estadounidense y los datos oficiales de organismos internacionales, lo cual revela una estrategia basada en distorsiones, no en realidades comerciales, sino en estimaciones infladas para justificar sus medidas extremas.

Un ejemplo es que, en el discurso, Estados Unidos refiere sobre aranceles “desleales” del 10% para autos estadounidenses importados de la Unión Europea, pero la Organización Mundial de Comercio (OMC) aseveró que el promedio en ese caso es del 3-4%, con excepción del 10% solo para camiones. Por tanto, es un castigo desproporcionado el 25% para automotores de la UE que ingresen a territorio estadounidense.

Otro caso relevante es la relación impositiva con China, de la cual Trump dijo que aplicaba 20% a productos de su país, mientras que las mercaderías del gigante asiático solo pagaban 2.5% al ingresar a la nación de Norteamérica.

Sin embargo, el estadounidense Instituto Peterson para la economía internacional calculó que el arancel promedio de China a Estados Unidos era de 4.4% en 2018, pero los asesores gubernamentales tomaron sectores como los automóviles (15%) para imponer hasta 25% sobre 550,000 millones de dólares en productos chinos en aquel momento, cifra también distorsionada.

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La ficción supera a la realidad

Expertos coinciden en que la tabla de Trump no siguió metodologías conocidas, porque seleccionaron sectores puntuales con gravámenes altos y con estos generalizaron promedios nacionales, al tiempo que desconocieron exenciones por acuerdos previos o cuotas que reducen el monto efectivo.

Otra acción fraudulenta anexa fue inflar costos indirectos bajo presuntas barreras no arancelarias (ejemplo, regulaciones sanitarias) que discriminan a mercaderías de Estados Unidos, sin mostrar pruebas de ello.

"Trump usó números incompletos para crear un enemigo externo. Sus aranceles fueron una solución ficticia a un problema exagerado", declaró Chad Bown, del Instituto Peterson. Mientras desde la UE aseguraron que sus gravámenes cumplen con la OMC, por tanto, estamos ante un “acto de proteccionismo, no de justicia”.

Con relación a China, un estudio de 2019 del Instituto Tecnológico de Massachusetts concluyó que las medidas impositivas de Estados Unidos a los productos de la nación asiática, fueron respaldadas por acusaciones de “dumping” (precios desleales), sin que presentaran evidencias comprobadas.

Las represalias comerciales a China, UE y Canadá costaron a Estados Unidos 68,000 millones de dólares en exportaciones agrícolas entre 2018 y 2020. Según la Reserva Federal de Nueva York, solo los aranceles aumentados a China elevaron en 0.3% anual los precios al consumidor, con afectación directa a hogares de bajos ingresos.

Hubo erosión de la credibilidad porque la OMC falló contra Estados Unidos en 12 disputas relacionadas con estos gravámenes, porque "no hubo pruebas suficientes de daño económico".

Ante los abrumadores argumentos contra las tablas de Trump (del 2018 y 2025), se puede concluir que no fue un ejercicio técnico, sino un relato político construido sobre cifras infladas y medias verdades.

Su objetivo no era corregir injusticias comerciales, sino movilizar a una base electoral con la promesa de restaurar una grandeza nacional mitificada. La lección es clara: en comercio internacional, las cifras mal usadas no solo engañan, sino que cuestan miles de millones.

La "fórmula secreta" de Trump: ¿cómo fueron calculados sus polémicos aranceles? • FRANCE 24